Darío, dos años y diez meses:
Aparentemente se le veía feliz, y de golpe y porrazo, se sienta en la banqueta de su batería, cruza sus brazos, frunce el ceño y baja la cabeza
_Qué ocurre Darío
_Que estoy triste
_ Por qué, qué pasa?
_Que no tengo ni carrera ni trabajo.
Jajajajaja
ResponderEliminar¡Si es que tiene una cara de trasto que no se pué aguantar!
Y mira que yo "no soy de niños"
¡Pero éste es de antología!
¡¡Qué bueno!! pero si eres tu!!
ResponderEliminarNadie es de niños hasta que los tiene, y cuando los tienes, o lo eres o lo eres, ¿me explico?
Has inaugurado este blog, si supiera dar medallas y esas cosas, te daría una ipso facto, pero como no tengo ni idea, pues te mando ún besazo. Me hizo mucha ilusión, de veras, porque en este caso hablamos de mi hijo, y es lo más grande que tendré nunca.
Me ha encantado!!! así que ha seguir este blog (aunque me hayas llamado intolerante jejeje)
ResponderEliminarMi querido Bimbi, tu no me hagas mucho caso cuando te digo esas cosas, aunque mola que le lo tomes tan tan bien. Es una forma de hablar, claro que no lo eres, pero es que había tanta unanimidad de opiniones, que para variar, hice de abogada del diablo, tu ya me entiendes, vale?
ResponderEliminarUn enorme beso Chico tendencias
jajajja
ResponderEliminarTu niño me tiene ganado el corazón...
ResponderEliminarMe he leído todos los posts y me he hecho seguidora, no lo he podido evitar :)
Enhorabuena por lo bien que lo estás haciendo*